viernes, 5 de febrero de 2010

Cómo construir una gran catedral

Necesitamos un poco de inspiración, necesitamos de tiempo en tiempo un soplo de aire que nos devuelva la frescura que a veces perdemos. Y creo que ese toque de inspiración lo tiene este vídeo que os invito a ver. Lo he visto varias veces y aún no me he cansado. Tiene ese aire fresco, que nunca te cansa.

Para que sea auténtica la inspiración tiene que venir aderezada con una buena dosis de realismo, sin la cual se convierte en una mera fantasía sin contenido. Y esta mujer que nos habla creo que lo hace desde el realismo. Desde el realismo de una madre que cada día se preocupa de preparar la comida a sus hijos o de llevarlos al colegio. Desde el realismo de una esposa que no se conforma con mantener una relación distante con su marido. Y lo mejor es que me quedo con la impresión de que esta mujer no tiene nada de tradicionalista, sino todo lo contrario. Es una verdadera emprendedora.

Nos explica con un lenguaje claro y actual lo que hay en el fondo de cualquier experiencia cristiana: “el que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mc 8,34).

También me viene a la mente una frase del poeta granadino Miguel Ruiz del Castillo, que podéis encontrar en un pequeño monumento que le hace homenaje en la plaza que lleva su nombre, en la calle Padre Alcover de Granada: “Hacer las cosas por las cosas sin esperar la recompensa, que nunca las rosas reclaman su perfume”.

El homenaje a este poeta probablemente esté hecho de bronce. De muy superior envergadura es el homenaje al amor y la paz que cada día realizan en sus vidas personas que a menudo pasan desapercibidas ante sus semejantes... ¿también ante nosotros?

Por cierto, si os extraña el título de este artículo, ved el vídeo y comprenderéis…



Manuel Quintana Muñoz

2 comentarios:

irene dijo...

Me ha gustado mucho el video,es verdad que a veces nos preocupamos mucho de nosotros ,de como quedamos ante los demas, de ser mejor, pero eso nos dejas solos.Asi que empecemos a construir entre todos una gran catedral donde hagamos las cosas, y ayudemos a los demas porque en ellos vemos a Dios,sin esperar nada a cambio.

Me alegra que continueis con el blog.

un saludo

Anónimo dijo...

Sin saber quién recoge, sembrad,
serenos, sin prisas,
las buenas palabras, acciones, sonrisas...
Sin saber quién recoge, dejad
que se lleven la siembra las brisas.
Cristina de Arteaga